RITUALES Y CEREMONIAS


«Los rituales los hacemos sin saber por qué, por costumbre.
La ceremonia se hace con propósito y espíritu.»

En el ritual no hay consciencia ni intención. Es una repetición de algo que hemos aprendido. El ritual de por sí no tiene porqué ser algo beneficioso y positivo, ni tampoco lo contrario, pero lo que no suele conllevar es el proceso de la introspección y el escrutinio, no conlleva un saber del origen y el significado. Es un acto mecánico, programado. Nuestra cultura está llena de rituales que pasan desapercibidos, incluso se pasan de generación en generación sin  ser revisados. Se siguen porque siempre se han hecho así, es la tradición.

Los rituales ejecutados en masa son potentes puntos de anclaje para reforzar la programación. La religión está llena de rituales que de alguna manera recuerdan y refuerzan la pequeñez del individuo y la grandeza de Dios, es buen método para controlar a la población, el miedo siempre funciona. Pero la gente sigue esos rituales no entendiendo que les hacen menos libres, es una forma de entrenar a la mente a repetir algo que muchos hacen sin entender el significado ni el origen, por inercia y/o por obligación.

Vivimos atontados entre tantos rituales incuestionables, preocupados por cumplir con unas celebraciones impuestas, e intentando buscarle el significado profundo a algo que no lo tiene. Los rituales son perfectas prácticas para conseguir que la gente acepte y se rija por ellas sin preguntarse porqué o qué consecuencias tienen. Lo que tenían de ceremonia se les ha extirpado, como el árbol de navidad, que era una celebración al poder de la naturaleza, un homenaje al cielo y la tierra en el cual se decoraba los árboles con antorchas y se danzaba a su alrededor. Esta ceremonia se ha retorcido para crear un ritual que anima a cortar arbolitos, meterlos en casa, para tirarlos un mes después. Es un ritual que causa la tala de cientos de miles de árboles, creado alrededor de una ceremonia que celebra la naturaleza que da  vida.

Estas prácticas crean a seres humanos preparados y entrenados a seguir la nueva tendencia, sea de moda o científica, por inercia sin escrutinio alguno. Así es cómo se convence a toda la población de que la vida está basada en la competencia, una teoría absurda, la cual nos hemos creído a pies juntillas, bajo la cual en vez de crear vida más bien estamos demostrando cómo terminar con ella. Mentiras como que los virus y las bacterias están ahí para atacarnos, cuando en realidad estamos formados por ellos, mantienen el equilibrio y superan con creces al número de células en nuestro cuerpo. Mentiras como que los hombres son violentos por naturaleza y las mujeres necesitamos protección ante ellos, cuando la unión del hombre y la mujer es el vínculo más importante que pueda existir ya que es creador de vida, y clave para la supervivencia del ser humano, gracias  esa unión hemos sobrevivido millones de años. Todas estas mentiras crean rituales a su alrededor, parece que esto las hacen más verdad y el ser humano las integra porque ya está entrenado a hacerlo.

El ritual no es algo sagrado y lleno de conocimiento e intención como lo es la ceremonia, es una herramienta muy útil para dominar las mentes y costumbres de los hombres.

La ceremonia sin embargo es un acto consciente, con una intención específica y con un significado importante. Ojalá el año que viene la humanidad sea más consciente de las creencias que apoya, tanto las que provienen de su clan y su entorno sobre sí mismo, como las de su cultura y el mundo que le rodea.