La Enorme Importancia de las CREENCIAS COLECTIVAS

En el mundo de dogmas

Demasiada gente confunde la verdadera magia con el pensamiento mágico. La verdadera magia no es un truco y transforma nuestra vida. El pensamiento mágico es negación.

La verdadera magia es lo que pasa cuando rompemos viejos patrones de creencias y tenemos la valentía de emplear las leyes nativas del Universo.

Jacob Nordby

Cuando se habla de que las creencias forman tu realidad siempre pensamos en las creencias limitantes sobre nosotros mismos o nuestras creencias personales sobre el mundo: soy inútil, la vida es dura, los hombres son infieles, las mujeres mandonas, los hijos te quitan la libertad…. todas estas creencias afectan poderosamente de forma individual a nuestras restricciones internas. Pero también hay otro tipo de creencias a nivel colectivo, estas son creencias que la gran mayoría de la sociedad comparte y son colectivamente tomadas como ciertas. Esto es mucho más peligroso ya que al estar tan reforzadas y arraigadas son mucho más fuertes. Cuando encuentras en ti una creencia de “no valgo” quizá esté reforzada por un padre, o un profesor, o un amigo, o un jefe, pero si lo comentaras con tus seres queridos estos enseguida te dirían que eso no es cierto, incluso  te podrían enumerar multitud de virtudes que prueban lo contrario, lo cual ayuda enormemente a desacreditarla y empezar a crear el nuevo trazado neurológico de la nueva y mejorada creencia.

Esto no pasa con las creencias colectivas, todo lo contrario. Hay creencias colectivas sobre las cuales no se puede hablar ya que se han asentado de forma tan agresiva dentro de la sociedad que se han convertido en realidad para la gran mayoría, y el ponerlas en tela de juicio crea mucho miedo y mucha reacción defensiva sobre las propias creencias que nos limitan ¡Las defendemos por encima de todo!

Cojamos como ejemplo la religión católica en la edad media. Lo que el clero decía era tomado como la verdad, tenían comunicación directa con el implacable todopoderoso Dios del Universo y todo el que lo contradijese se consideraba herejía. Si se cuestionaba o se dudaba de sus poderes o del poder del todopoderoso seguramente acabases en un calabozo o en la hoguera, y la grandísima mayoría de la población lo apoyaba y lo defendía a pesar de que fuese en su contra directa o indirectamente. El miedo estaba instalado en ellos y esto lo convertía en realidad. Hoy en día para mí esta misma forma de control se ejerce con la ciencia, esta vez se nos ha comido el coco diciéndonos que los científicos poseen toda la verdad, y que los curas de este clero que son los médicos siempre tienen la razón, y el no hacer caso de sus indicaciones pueden llevarte a la muerte. El miedo es exactamente el mismo.

La gente no quiere oír hablar de que la quimio mata a un 97% de los que se someten a ella, no quiere oír que las pastillitas que tan alegremente dan los psiquiatras no solo crean drogodependientes crónicos, sino que además de causar daños permanentes al cerebro matan a más gente de la que salvan. La gente no quiere oír que las vacunas están detrás del autismo, de muchas alergias infantiles hoy día muy extendidas, que tienen infinidad de efectos secundarios, y que también hacen más mal que bien. Cuando hay pruebas de todo ello; hay pruebas de que el cáncer es una enfermedad por exceso de acidez y que la alcalinización es lo que la cura; hay pruebas de que los desequilibrios psiquiátricos son estados emocionales temporales normales de adaptación a cambios que, con respeto, dedicación y atención humana, pueden ser superados, integrados e incluso salir reforzados de la experiencia. La gente no quiere oír que el inyectar toxinas en el cuerpo recién nacido de un bebé, cuando su sistema inmunológico no termina de formarse hasta los 7 años, no tiene lógica ni sentido común alguno, y sabiendo además que su madre le provee de todos los anticuerpos constantemente actualizados para combatir lo que está en el ambiente a cada momento a través de su leche. La naturaleza es sabia y siempre es lógica y opera coherentemente, y ella es la que nos ha dado vida a todos no solo a los seres humanos, y produce todo lo necesario para mantenernos vivos.

Estas creencias solo engendran y refuerzan la idea de que tu cuerpo es débil, de que necesita de sustancias químicas e intervenciones quirúrgicas para poder sobrevivir. Y yo siempre pregunto; Y entonces, cómo hemos logrado llegar hasta aquí? Según la teoría de Darwin (otra enorme falacia que nos hemos creído) al ser una especie tan débil deberíamos estar más que extinguidos. Y la respuesta que me encuentro siempre es; pero ahora vivimos más! Viviremos más pero, en qué condiciones? Somos una sociedad muy enferma, todo el mundo sufre de algo y todo el mundo está medicado o adicto a algo, es decir se le ha diagnosticado algún tipo de enfermedad o patología. Esto no es normal, yo no lo veo como la sociedad más saludable de la historia humana, sino como la más enferma, porque no teme a un Dios fuera de ella, teme al templo que es su cuerpo y que lo mantiene con vida.

La creencia de que tu cuerpo es débil, que está a merced de todo tipo de desequilibrios, y que solo con sustancias que te recete una persona que ha estudiado una carrera dictada por los que fabrican estas sustancias para que después te las receten, es tremendamente debilitante además de incoherente. Pero da tanto miedo cuestionarnos todo lo que nos han dicho que es verdad, como les daba miedo a los de la edad media el diablo. Ahora el diablo es la enfermedad y el que te puede absolver de ella es el médico. Esta es una de las creencias colectivas más dañinas que tenemos, y la reforzamos cada día haciendo oídos sordos a tanto ruido que ha formado el río sobre lo que hay debajo del sistema de «salud»: Dinero.

Vuelvo otra vez, arriesgando a hacerme cansina, a reiterar que la base de lo que es el mayor mal de este corrupto, cruel y primitivo sistema no es el dinero, no puede serlo, esto es algo que hemos creado nosotros, y algo muy útil si se usa como el eficaz invento que fue, un modo de intercambio. El problema es que se le ha dado el valor supremo, y está por encima del bienestar común. No solo en el capitalismo, en éste simplemente hacen apología de ello como Trump, pero todos los demás sistemas democráticos se rigen igualmente por el dinero; quién lo tiene, cómo gestionarlo, a quién hay que quitárselo y a quién hay que dárselo, todos se centran en el dinero como valor supremo. Lo cual hace al que lo posee sentirse poderoso y al que no lo tiene sentirse poco valioso, en ambos casos es una ilusión, porque en cuanto el que lo tenía se queda sin él y el que no lo tenía lo obtiene las tornas se cambian, sin embargo la persona es la misma.

Sé que estoy tocando temas muy conflictivos, y aún así me encantaría llegar a muchísimas personas, porque con que sólo haga que una revise sus creencias sobre su poder, el poder de su cuerpo y su valía personal me vale, porque esto tan esencial a nuestro bienestar es lo que todas estas creencias están diseñadas a quitarnos, …y en el proceso de paso nos despluman, convirtiéndonos además de en víctimas en esclavos.

En estos tiempos se habla tanto del cambio, y son estas creencias colectivas las que tienen que cambiar. No hay que temer ver aquello que no funciona, lo peor que podemos hacer es ignorarlo, ya llevamos mucho tiempo haciéndolo de esa manera y no nos ha traído a buen puerto, solo hay que echarle un vistazo al estado general de nuestras sociedades en el mundo. Y sí, admito, eso lo cambiaría todo, nada encajaría. Las cosas se desestabilizarían, tendrías que cambiar muchas otras creencias que van asociadas a estas, y establecer las nuevas que te fortalezcan y den poder. Y esto no se hace en un día, ni en un año, quizá ni en una vida, pero lo que importa es ser consciente de a qué das y contribuyes tu poder, porque, independientemente de que lo creas o no, eres poderoso y tu energía cuenta. Mucho. Eres parte de los que refuerzan y ayudan a mantener las creencias colectivas.

¿Cuales eliges apoyar, sustentar, proyectar, difundir, compartir, las que te debilitan o las que te fortalecen?

Aquí no pretendo quitarle mérito a la valía y bondad de las personas individuales que trabajan en la sanidad, ellos al igual que el resto, y quizá más aún, operan bajo la creencia de lo que les han transmitido como verdad, y para ellos más que para los demás será difícil reconocer que lo que les han enseñado y lo que han practicado no da salud, más bien la quita. Y agradecer enormemente a los que como Peter Gotzsche, Bruce Lipton, Alberto Marti Bosch, Gregg Bradon, Dr. Glidden, y tantos otros la valentía y amor al prójimo que han demostrado al soplar el silbato y alertar a los demás de las falacias que este sistema mal llamado de salud impone como verdades a sabiendas de la estafa tras ellas.

Mueve El Kundalini Bailando

Mueve el Kundalini

La fuerza creativa de la vida se encuentra enroscada en la base de la espina astral, Kundalini, su símbolo siempre ha sido la serpiente. Cuando esta fuerza creativa “dormita” en el engaño fluye hacia abajo y hacia fuera, y nutre todos los sentidos; descontrolada, su punzante veneno causa lujuria insaciable. Pero cuando la pura fuerza del kundalini se “despierta” por el yogi, sube al cerebro y se transforma en gozo del Espíritu.

Paramahansa Yogananda

Hace miles de años, en varias partes del mundo, se descubrió que existe un mecanismo en el cuerpo responsable del proceso de la iluminación espiritual. En la india se le llamó kundalini, en la medicina china esta energía se llama Sanjiao, es la energía que es canalizada desde el chacra base al chacra de la coronilla, por la columna vertebral. Esta noción también la compartían los Griegos; hiera surinx, el tubo sagrado, para los Egipcios era la espina de Osiris, Plató habla de la semilla sagrada que reside en el cerebro. Todos ellos hablan del fluido que viaja desde el cerebro (chacra7) al sacro (chacra 1), (o viceversa formando la figura del 8 o infinito), pasando por el corazón (chacra 4), este fluido está directamente conectado a la energía sexual y a la espiritual. A nivel físico el Kundalini existe como un sistema metabólico cuyo propósito es actualizar el cerebro para elevarlo a nuevos estados de consciencia. Esta energía está muy vinculada en todas las culturas a la energía sexual, y se dice que es la energía más potente ya que usada en la sexualidad crea vida y usada para la espiritualidad provoca la iluminación.

No hay nada que mueva más la energía física de la creatividad y la creación que mover el cuerpo físico con intención, esto puede hacerse con el Yoga (o parecido) para la iluminación, con el sexo con amor e intención para experimentar la unión.

Y se puede hacer con el baile, para experimentar vitalidad. Especialmente para los que nos cuesta materializar todo ese potencial que tenemos dentro es esencial mover el cuerpo físico con intención y emoción, así que propongo una cosa, movernos de esta manera por lo  menos una vez al día.

OS PROPONGO UN PROGRAMA DURANTE 21 DÍAS QUE TE HARÁ MOVER LA ENERGÍA DE LOS MERIDIANOS, LO HAREMOS EN GRUPO Y ES GRATIS

Cada día a las 10:30 de la mañana hora Española, publicaré una canción en mi página de Facebook  El Código del Alma

La Adicción al Drama

La Adicción al Drama

Llega un momento en la vida en el que te separas de todo drama y de la gente que lo crea. Te rodeas de gente que te hace reír. Te olvidas de lo malo y te concentras en lo bueno. Amas a la gente que te hace sentir bien, y rezas por los que no lo hacen. La vida es demasiado corta para ser cualquier otra cosa que feliz. El caerse es parte de la vida, el volver a levantarse es vivirla.

-José N. Harris

REFLEXIÓN:

Estamos llenos de hábitos, todo lo que hacemos que causa algún efecto en nosotros, bueno o malo, es porque lo hacemos con asiduidad. Para mí todo hábito es una adicción, estamos adictos a un comportamiento, a algo, a personas, y los hábitos o las adicciones no tienen por qué ser negativos. Hay hábitos que nos sientan genial, como andar todos los días, yo puedo decir que estoy adicta porque si pasan más de dos días sin que ande mi cuerpo empieza a mostrar síntomas de abstinencia, lo necesita. Y hay hábitos que nos sientan fatal, como ver las noticias o la tele, pero son cosas que hacemos automáticamente, sin pensar mucho en las consecuencias, son cosas que aprendimos en casa y seguimos haciendo, especialmente cuando no nos sentimos bien. Yo lo noto en mí, cuando mi vida no me inspira, no hay nada que me apetezca ni nada que me interese, enciendo la tele y me puedo pasar una tarde vegetando delante de la caja tonta, aún siendo consciente de ello. Son los hábitos con los que has crecido los que vuelven a asomar una y otra vez.

La adicción al drama y a la crítica es también un hábito infundido. Este es especialmente pasado por alto, ya que es un miedo inculcado colectivamente en el ser humano, y junto con la creencia en la competencia nos predetermina a sentirnos atraídos por el drama, la crítica y el juicio. La televisión tiene millones de seguidores de programas dónde siempre hay drama; las noticias, las telenovelas, los programas rosas. Nosotros en nuestras vidas en cuanto hay algo o alguien que no nos gusta no podemos parar de criticarlo, e intentar convencer a los demás de que tienes razón y que deben dártela. Esto es una adicción, y una adicción tremendamente dañina. Predetermina al cerebro a buscar los fallos o lo que no nos gusta en todo, y qué hace el Universo? nos da más de esto, dice: “Aaaa, esta es la vibración que te gusta, vamos a buscarte más cosas que te sienten igual de mal para que las puedas criticar.”

¡Estamos enganchados al drama! A los altibajos emocionales en las relaciones de pareja, provocando inconscientemente el “low” para sentir el “high”.  A la crítica constante hacia allegados y ajenos, nuestro entorno y el de la información incita a ello; si hay algo que no me gusta tengo todo el derecho, incluso el deber, de criticarlo y convencer a otros de que está mal.  Pero la crítica verdaderamente describe más al que critica que al criticado, habla los miedos y las proyecciones de la persona que está juzgando. No se puede juzgar a otro sin haber andado en sus zapatos, aunque quisiésemos no podríamos hacer esto, no es posible opinar certeramente sobre algo que se desconoce. Cada persona tiene su única y específica vida, con su entramado de experiencias que le ha llevado a una serie de creencias que explican a la perfección el comportamiento que otros se creen con derecho a condenar. Pero si hubiesen andado en esos zapatos no habría sitio para la crítica peyorativa o condenatoria, porque habría entendimiento y compasión. Puede no gustarte un comportamiento, pero si se comprende no se puede criticar.

Todos somos seres de luz, no hay ninguno que no lo sea. Todos hacemos lo mejor que podemos hasta que lo podemos hacer mejor. La adicción al drama en esta sociedad es tremenda e incita al juicio, a la competición, a la separación y verdaderamente a toda guerra. En nuestras vidas personales pensamos que si no hay altibajos, emociones intensas, no estamos viviendo plenamente, y en mi experiencia ese hábito y adicción crea en nuestras relaciones más infelicidad que placer, más inestabilidad que plenitud, más juicio que comprensión, más duda que confianza, más tensión que complicidad, más falta de respeto que intimidad. Es un simple hábito agarrado a un set de creencias, que es bueno y necesario ver; al ser consciente de algo ya puedes hacer algo con ello, porque ya es visible, cuando lo estés haciendo te darás cuenta o en el momento o después, y la siguiente vez te darás cuenta antes, y ahora puede que lo estés haciendo pero ya sabes que es así, y puedes sopesar si seguir alimentando ese hábito, si ese hábito te viene bien, si te sienta bien, si tiene un buen fin, si es productivo o beneficioso en algún sentido, si hace bien a otros, si estás aprendiendo o enseñando algo de valor, si sería bueno dejarlo, etc. Ya lo tienes tú a él y no él a ti.

Al alma solo le importa su misión, y nuestras adicciones y hábitos nos hacen desear algo diferente porque son el resultado de la creencia de que no estás completa y que “eso” te completará. El alma no presta mucha atención a “eso” porque sabe que siempre está completa, y ésta es la mejor visión de uno mismo que uno puede tener para que las adicciones caigan por su propio peso. La adicción y el rechazo a ella son exactamente la misma cosa vista desde perspectivas diferentes, no conseguirás dejar un hábito a base de rechazarlo con fuerza de voluntad, porque estás metiendo energía (pensamiento y emoción) en el mismo asunto. Solo podrás verdaderamente dejarlo cuando veas que esa adicción es una ilusión de que necesitas algo para completarte, el conocimiento y la sensación de que ya eres un ser completo suple toda impresión de dolor, falta o escasez.

Tenemos que aprender a disfrutar de la calma interna, del equilibrio, de la armonía, a dejar de usar el dolor como motivador al cambio o al movimiento, y empezar a usar la inspiración como pistoletazo de la creatividad. Estamos tan programados hacia lo negativo y el desequilibrio que no concebimos  que en el sosiego y la estabilidad está la plenitud.

EJERCICIO:

Estos hábitos que solemos hacer sin pensar son adquiridos en la niñez, y se pueden observar en muchas áreas de la vida, en la alimentación, las formas de ocio, de liberación, la forma de pensar, de gestionar las emociones, el trato en las relaciones, y así en todas las áreas de nuestra vida. Lo que pasa con todo lo adquirido en la niñez es que es difícil de ver, como has crecido con ello para ti es así, no es una creencia o una forma de hacer las cosas, es La Forma de hacer las cosas, es una realidad!

Te invito a observar tus hábitos, y a que te preguntes de la forma más objetiva que puedas si te sientan bien o mal. Si te sientan bien sigue haciéndolo, si te sientan mal cuestiónate si es algo que deberías seguir practicando, aunque el resto de tu familia lo haga, o el grupo de amigos con el que sales, o los colegas con los que trabajas. Yo un día me di cuenta que la critica constante en las reuniones familiares me sentaban fatal, después me di cuenta de que esto era una patología y fue entonces cuando caí en que era una adicción, a qué? A la crítica, a que tiene que haber alguien inferior para yo sentirme superior. Entonces fue cuando me di cuenta de que somos una sociedad que está adicta al drama, y que esta adicción esconde miedos diferentes, mayoritariamente dos; miedo a ser inferior y a no vivir plenamente.

TIP

Durante la próxima semana no digas nada, ni a otros ni a ti mismo, que no sea agradable, bonito y cariñoso, y tiene que ser sincero.