Lo Llaman Bipolar Cuando es Gran Creador

Lo llaman bipolar...

La mente verdaderamente creativa en cualquier campo es simplemente esto: Una criatura humana nacida con una inhumana sensibilidad anormal. Para él… un roce es un golpe, un sonido es un ruido, un infortunio es una tragedia, una alegría es éxtasis, un amigo es un amante, un amante es un dios, un fracaso es la muerte. Añádele a este cruelmente delicado organismo la abrumadora necesidad de crear, crear, crear.

― Pearl S. Buck

Todos somos creadores, todos venimos con intención de experimentar y crear cosas nuevas. Siempre estamos en estado de convertirnos en más, y el rumbo depende del deseo y de lo imaginado. Cuanto más lo recreamos y lo describimos y lo detallamos en nuestro pensamiento más fuerza y más realidad coge. Con cada deseo nuevo nos convertimos en más, incluso antes de vivir la manifestación del deseo. Cuando tenemos una idea nueva nuestro ser ya se ha “ampliado”, esto es lo que nos hace convertirnos en más, simplemente el imaginar algo nuevo nos propulsa a Ser más de lo que hemos sido.

Dentro de nosotros tenemos un navegador interno – este navegador nos indica cuando estamos alineados con nuestro deseo y cuando no lo estamos – también nos indica cuando estamos alineados con la percepción que tiene nuestra alma del momento y de la experiencia que estamos viviendo. Este navegador nos comunica todo esto a través de nuestras emociones. Es muy simple, va así; cuando te sientes bien estás alineado con tus deseos y con la visión que tu alma tiene de dónde estás, cuando te sientes mal lo estás viendo desde otra perspectiva, cuanto peor te sientas más alejado estás de cómo lo ve tu alma y de que tu deseo se manifieste.

Cuando enfocamos nuestro pensamiento y nuestra emoción sobre una idea creamos una corriente de energía, un vórtice que va cobrando fuerza e impulso hacia la creación y la materialización de esa proyección. Si estamos alineados con la velocidad que este vórtice ha creado, es decir si cuando pensamos en ello nos sentimos inspirados e ilusionados, o tranquilos y confiados entonces es que las emociones y los pensamientos están bien enfocados con respecto a la manifestación de aquello en lo que estás pensando. Si, por el contrario, al pensar en ello te sientes mal, triste, desanimado, temeroso, inseguro, ansioso es que hay resistencias que están alejándote de vivir lo que deseas. O de vivirlo de forma agradable ya que al centrarte en algo que te está sentando mal es esto lo que estás creando. La sensación es lo que te está indicando qué es lo que estás creando.

Hay gente que cuando nace ya toca el suelo corriendo. Estas personas vienen con una gran intención de crear, traen grandes sueños y deseos, una enorme creatividad, gran entusiasmo y energía, y una impresionante capacidad de enfoque. Pronto se les empieza a parar los pies, a limitar, a decir que no, que tienen que reprimir su energía y contenerla. Y se encuentran con que tienen que reducir la marcha, que frenarse porque el mundo no está hecho para libres creadores, no está preparado para ellos. Este sistema intenta que todo el mundo entre dentro de unos parámetros muy limitados considerados “normales” y “apropiados” para vivir en sociedad. Si no encajas en ellos se te juzga, se te etiqueta, se te droga, se te empequeñece hasta que entres en estos parámetros asentados como válidos. Y hay gente, grandes creadores, que no se pueden adaptar a estos límites. Han venido a romperlos.

Cuando el deseo o la visión de un Gran Creador se empieza a construir y a coger impulso, la energía está siendo atraída, recolectada y enfocada. Aquí lo que llaman el subidón se está creando. En este momento obviamente la conexión con la visión del Ser y con la manifestación de la idea está totalmente alineada, pero es entonces cuando los demás se molestan por la intensidad, y no entendiendo el movimiento de la energía y cómo creamos, lo diagnostican como algún tipo de síndrome y deciden drogarle o encerrarle o bajarle de alguna manera, porque no es un comportamiento considerado “normal” ni “adecuado” por lo tanto hay un error en la persona, una disfunción; una etiqueta.

El bajón ocurre cuando la velocidad de la energía poderosamente enfocada sobre la idea sobrepasa a la manifestación de esta, y en vez de comprender lo que está pasando la persona acepta que es defectuoso, que los demás tienen razón, que hay algo que no funciona en ella, que hay una sustancia que su cerebro no produce, sin entender que es todo lo contrario. Que su sistema funciona a la perfección simplemente hay un error en la interpretación de los estados emocionales.

Cuando ocurre el high – manic-  quiere decir que todas las resistencias han caído, la persona está completamente alineada, y cuando ocurre el low – depressive – es cuando nota la desconexión.  Si a la persona se le hace creer que esto es una condición sin remedio le quitan todo el poder, en cambio si entiende el enorme poder de creación que tiene lo puede enfocar y dirigir. La condición, la etiqueta, la situación, lo extremo de todo ello, es solo una indicación de un enorme deseo y de que debido a las resistencias no se está manteniendo la misma velocidad a nivel mental y emocional que ha adquirido el vórtice de energía creado por el deseo. La condición es simplemente el síntoma de la alineación o no alineación con la idea.

Este sistema social, cultural y político se basa en buscar errores y esto lejos de proporcionar alivio lo que hace es crear trauma. Vivimos en un sistema especializado en crear trauma. Debemos empezar a confiar en nuestro sistema interno de navegación, y dejar de poner nuestra salud y nuestros valores en las manos de otros. Todos somos diferentes, lo que a uno le va bien a otro le puede matar. El plan no era en ningún momento que viniésemos a esta tierra a seguir órdenes o reglas creadas por otros, a regurgitar lo que otros han masticado antes. Venimos con grandes intenciones y enorme creatividad para crear cosas nuevas, ser libres creadores, y para esto debemos liberar nuestras mentes de estos cabos en forma de creencias que limitan nuestra experiencia personal y también la experiencia conjunta. El respeto es regla y ley suficiente para la convivencia armoniosa, si en vez de buscar los errores nos centrásemos en buscar y potenciar los dones y sueños con los que nace cada niño, este mundo sería pacífico, feliz, increíblemente creativo y positivamente productivo.