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El Ser Humano Es Mucho Más Que Un Cuerpo

El ser humano, como todo ser vivo sobre la tierra, es una creación maravillosa, es quizá la creación más compleja y detallada de la creación. La maravilla del milagro de la vida ha sido reducida, por el pensamiento contemporáneo, a una serie de circunstancias al azar que a base de errores, mutaciones y lucha llegó a crear todas las especies vegetales, animales y minerales sobre la tierra. Sólo observando la naturaleza uno es consciente de que es un ecosistema donde todo tiene una función concreta y perfecta dentro de él. Nada es dejado al azar, y cuando lo que consideramos nosotros como un error ocurre también tiene su función tanto biológica como energética. Sólo una mente obtusa cuya mirada es reducida a un punto concreto e inflexible es incapaz de ver que la vida es regida por una consciencia superior a la nuestra. El ser humano en su soberbia, rigiéndose por encima de la naturaleza y mirándola como errada en algún sentido, se hace totalmente ignorante al creer que él, en su limitada comprensión del Todo, puede mejorarla en sentido alguno obligándola a hacer algo contrario a lo que está haciendo sin siquiera contemplar con humildad la posibilidad de que haya una razón justificada para ello. La ciencia hoy en día ha sido secuestrada por mentes soberbias, necias, mezquinas, prepotentes, avariciosas y egocéntricas, cuya intención no es averiguar la verdad de las cosas ni el funcionamiento de la naturaleza, tanto la que nos rodea como la del ser humano, sino usarla en su beneficio, todo está interpretado de acuerdo a intereses más allá de la verdad de las cosas. En un mundo donde se nos ha separado de la naturaleza y su fluir, nos inculcan que no somos parte de ella, que la podemos dominar, dirigir, mejorar, explotar porque estamos por encima de ella, y esta es la primera distorsión de la realidad, de una ley natural fundamental: venimos de ella, no se nos puede separar de nuestro entorno natural e innato y esperar que nuestro funcionamiento biológico y energético sea el correcto.

Somos seres vivos, no máquinas que se pueden desarmar y volver a armar. Tenemos una chispa dentro de nosotros, la energía vital, que es lo que nos da la vida. Estas mentes consideradas hoy en día las proveedoras de la verdad, no podrían reproducir en un laboratorio ni una sola célula viva sin la materia prima creada por la naturaleza. No pueden crear vida de la nada, la maestra en hacer eso es la naturaleza, y pretenden darle lecciones de lo que debe cada organismo hacer. Esto es pura ignorancia, necedad, narcisismo, es perder el contacto con la realidad más elemental, es estar demente y tener delirios de grandeza, es esquizofrenia. Y esta esquizofrenia se nos ha enseñado como la mayor verdad sustituyendo a las leyes naturales.­ La humanidad está mentalmente enferma porque se le ha enseñado bases erróneas sobre la realidad de la vida, sobre las leyes naturales fundamentales que rigen sobre todos los organismos vivos, incluido el ser humano.   

El hombre cuando está en contacto con su naturaleza y la de la fauna y flora de la cual es parte, puede acceder a su sabiduría innata. Tiene conexión con su intuición, su sentido común, puede entender en sí mismo los cambios que los agentes externos como el frío y el calor, la humedad o la sequedad ejercen sobre él porque ve cómo afectan a los animales y vegetales de su entorno. Lo entiende perfectamente porque siente cómo un estado emocional negativo o traumático acarrea consecuencias físicas, esto es algo lógico y perfectamente comprobable. Cuántas veces decimos que a este le mató el disgustó, o a esta el sufrimiento le provocó un cáncer, o una depresión, o que se volvió loca por la pérdida de su hijo. Todo el mundo sabe cuál es la fuente de su mal, sin embargo van al médico y este le dice que su cuerpo está produciendo una enfermedad sin que sepan el motivo, es un accidente, un error de la naturaleza y que has tenido la mala suerte de que te haya tocado. Que como el cuerpo es una maquina carente de inteligencia, compuesta por partes, sin consciencia alguna, van a intervenir y arreglar esa parte que está dañada, como si fuese un coche. Y es que la visión de un médico no puede ser correcta a menos que incluya la energía vital, la consciencia, la sabiduría innata a toda vida. Sin embargo esta nueva religión llena de dogmas, se niega a admitir la energía como parte del cuerpo humano. Y en esta presunción de que todo es materia, sin una consciencia inteligente que la rige, el ser humano también tira por la ventana su sabiduría innata de la inteligencia de la consciencia. Si la niega no la puede acceder.

Esto es básicamente lo que está pasando ahora, se nos quiere separar como maquinas individuales, que pueden ser afectadas por un virus, como los ordenadores, y que la forma de evitarlo es impidiendo el contacto físico entre las personas. Primero se nos separó de la naturaleza, y ahora se nos quiere separar de nuestros semejantes. Con cada separación el ser humano va perdiendo más contacto con su conexión natural, con lo que le ha dado y mantiene su vida, con la energía vital y sabiduría innata. Su entorno ya no es el natural, sus relaciones ya no son las naturales, su alimentación ya no es la natural, nada a su alrededor se rige por las leyes naturales de la naturaleza y esto se nos enseña que es lo correcto y la forma de preservar la salud. Puede haber un pensamiento más ilógico, estúpido e irracional que esto? Pues sin embargo la gente se lo cree sin cuestionarlo. Como la nueva religión enseña que no hay nada superior a la materia y a lo físico la gente está programada a no cuestionarlo, a aceptar esa verdad por encima de lo que siente y de su sabiduría innata, esto crea todo tipo de cortocircuitos como la ansiedad, el miedo, la angustia, los ataques de pánico, la preocupación, etc., porque estas creencias van totalmente en contra de la verdad y de lo que es bueno para uno. Sino la sensación sería de paz, de tranquilidad, de armonía, de salud, de bienestar. De nuevo, los médicos industriales dicen que eso no tiene base científica, que lo único que existe es el cuerpo, que la mente hay que medicarla, ya que de nuevo está operando de una forma no deseada por el azar,  un comportamiento erróneo, inadecuado, indeseado y que ellos lo van a corregir. Cuánta soberbia y necedad hay en las bases de nuestras creencias medicas!!

El ser humano es mucho más que un cuerpo. Hemos llegado a un nivel de superficialidad y materialismo donde hemos desechado todo lo que no se puede ver. La nueva religión que se nos ha inculcado es quizá la más cruel y adoctrinadora que ha existido nunca, porque se nos ha despojado del alma, se niega su existencia y su importancia. La nueva ciencia, nacida de la teoría de la competencia y la maldad innata ha ido cubriendo a la humanidad como una sombra. Se ha ido infiltrando en todos los recovecos de nuestra inmensidad, convirtiendo al hombre en un animal sin compasión, sin maternidad, sin nobleza, sin dignidad. Ha degradado al ser humano y lo ha condenado a ser un animal mezquino, egoísta, ególatra, malvado. Ha conseguido convencernos de que debemos ser adiestrados, controlados y castigados. Se ha hecho con el poder a todos los niveles, y ha impuesto valores y morales de acuerdo a esta imagen errónea, convirtiendo al ser humano en ese pequeño e insignificante ser. Haciéndolo creer que es sólo un cuerpo que viene a acumular cosas y a mantenerlo lo más joven y bello posible. Ese es el éxito que se nos vende; cuánto más bello seas y más abundancia material tengas más valioso eres. Y es difícil ver más allá de eso. Una persona que ni es bella externamente ni rica materialmente sólo puede ser un trabajador incansable, esclavo, para poder obtener algo de respeto.

Todo este montaje alrededor del ser humano es antinatura. Somos parte de la naturaleza como el resto de la flora y fauna de este planeta. Se nos quiere fabricar igual que fabrican las manzanas, todas iguales, sin una sola mancha, con formas perfectas y cubiertas por cera para que brillen, pero son insípidas, tóxicas y carecen de nutrientes. De igual manera el ser humano, ese que al probar un tomate o una manzana auténtica se asombra y deleita con ella, está siendo llevado a la extinción de su autenticidad, de su naturalidad, de su valía, y como un robot sin criterio ni sensibilidad no lo cuestiona, sino que se deja manipular y acepta que sólo su cuerpo es importante, que sólo su cuerpo es real, y sólo su cuerpo es lo que le da vida. Qué aburrido, banal, insípido e insulso es un ser humano superficial, tanto como los tomates transgénicos.